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parques nacionales y provinciales de la region de Cuyo
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Autor:  agmartin [ Vie Mar 20, 2009 11:36 pm ]
Asunto:  parques nacionales y provinciales de la region de Cuyo

alguien conoce la ruta de los parques nacionales y provinciales en la region de cuyo? Nesecito info sobre eso porque estoy planificando un viaje...

gracias, martin.

Autor:  claudia bello [ Mar Abr 07, 2009 4:45 pm ]
Asunto:  Re: parques nacionales y provinciales de la region de Cuyo

Martín:

La región de Cuyo comprende las provincias de Mendoza, San Luis, San Juan y La Rioja. Posee una variada topografía, rodeada de sitios de interés histórico, que conservan numerosos recuerdos de la epopeya sanmartiniana.

El agroturismo en viñedos y bodegas centenarias permite conocer los múltiples sabores y fragancias que se utilizan para la producción de excelentes vinos reconocidos mundialmente.

También se puede efectuar turismo paleontológico en el Parque Natural Provincial Ischigualasto, donde se encuentra el Valle de la Luna, imperdible por su agreste paisaje y por su riqueza histórica.

Los centros urbanos son una conjunción de antigüedad y modernidad: calles angostas, casas bajas, museos, monumentos, iglesias y conventos, contrastan con dinámicos centros comerciales. Una de estas ciudades, Mendoza, es la más importante de la zona oeste del país.

Los deportes invernales se manifiestan en las frías pendientes cordilleranas del Valle de Las Leñas y Los Penitentes, centros de esquí que atraen a esquiadores de todo el mundo.

La zona de los cerros Aconcagua y Tupungato, y los caudalosos ríos provenientes de los Andes son ideales para el turismo de aventura y el deporte de alta montaña. Safaris fotográficos, mountain bike, parapente, trekking, cabalgatas, rafting y 4x4 son algunas de las actividades que se pueden desarrollar, además de la práctica de deportes náuticos y pesca deportiva en diques y embalses. Numerosas fuentes termales con notables propiedades terapéuticas completan la oferta turística del lugar.

Parque Nacional San Guillermo

Con 170.000 hectáreas en el extremo norte de la provincia de San Juan, el Parque Nacional San Guillermo fue creado en 1998 para proteger la mayor población de vicuñas del país. Junto a la Reserva Provincial homónima, colindante con el Parque Nacional, constituye la reserva de la biósfera San Guillermo, una categoría de manejo internacional administrada por el Proyecto El Hombre y la Biósfera (MAB), de las Naciones Unidas.

Esta área protegida pertenece a las eco-regiones puna y altos Andes y, en forma marginal, el monte de sierras y bolsones.
Asimismo, posee expresiones importantes de culturas indígenas: asentamientos prehispánicos utilizados para el aprovechamiento de los camélidos y el trazado del Camino del Inca que conecta una serie de "tambos" o postas.

Tanto la vegetación como la fauna de San Guillermo se conocen por su capacidad de adaptaciones para soportar condiciones de gran altura y extrema aridez. En consecuencia, las plantas se concentran en arbustos achaparrados como la tolilla, pequeña hierba de flores grandes, característica de los Andes. Como flora endémica cuenta con una margarita que también es conocida con su nombre científico Huarpea andina.

Pero sin dudas, el hecho más destacado de esta reserva es la convivencia entre dos clases de camélidos silvestres: la vicuña y el guanaco. Ambos utilizan distintos hábitats y para disminuir la competencia se distribuyen los sectores: los llanos para la vicuña y los faldeos rocosos para el guanaco. Ambos herbívoros se adaptaron a la altura y a la aridez del ambiente, desarrollando unas almohadillas en sus patas que minimizan el efecto erosivo del pisoteo y conformando una dentadura para cortar los pastos sin arrancarlos, lo que facilita su rebrote.
También habitan en el Parque Nacional el suri o ñandú cordillerano, el cóndor andino, el puma y el zorro colorado y especies endémicas como la lagartija chelco y la denominada cola de piche.

Vías de acceso:
Por un camino para vehículos todo terreno que desvía hacia el sur desde la ruta a Laguna Blanca (La Rioja) se llega al refugio minero La Brea, dentro de la Reserva Provincial San Guillermo y al Parque Nacional.
El Parque todavía no cuenta con vías de acceso adecuadas para automóviles comunes.

Información y servicios:
Para acceder al Parque se necesita autorización del guardaparques.

Parque Nacional San Guillermo
Ubicación: Oficina Correo Argentino
(5465) Rodeo, Iglesia - San Juan - República Argentina.
Tel./fax: 54 26 47 493214
E-mail: sanguillermo@apn.gov.ar


Parque Nacional Sierra de las Quijadas

Cuenta el baquiano Pilar Rodríguez, parte del místico paisaje de Las Quijadas, que durante el siglo XIX y principios del XX estas sierras fueron refugio de bandidos que asaltaban la carreta que cubría el tramo Buenos Aires - San Juan. Los asaltantes interceptaban las carretas y luego partían a la zona de Potrero de la Aguada, donde los intrincados laberintos rocosos les garantizaban esquivar la ley. Como premio, los bandoleros faenaban vacunos para sus asados y, por algún motivo, lo primero en asar y comerse era la quijada. Por esta razón, los carteles de búsqueda ofrecían recompensa por la captura de los "gauchos de las quijadas", que pasaron a formar parte de la historia folclórica del lugar sin imaginarse que ese mote daría origen al nombre de las sierras.

Interesante historia que, sin embargo, no cierra la discusión sobre la procedencia del nombre de Sierra de las Quijadas, este caprichoso ambiente serrano. Cierto es que, por el antiguo camino de los asaltantes, hoy pasa la Ruta Nacional Nº 147, que constituye uno de los límites del Parque Nacional, ubicado a a 116 km de la ciudad de San Luis, en el noroeste de la provincia homónima.
La idea de preservar este ambiente, y convertirlo en espacio nacional protegido, se concretó en 1991, en parte para conservar uno de los ecosistemas desérticos de Sudamérica. Su diversidad ambiental, utilizada como refugio de especies amenazadas, su representatividad como unidad biogeográfica y la protección de yacimientos arqueológicos y paleontológicos, fueron los fundamentos técnicos que sustentaron su creación.

En sus cerca de 150.000 has, el Parque Nacional Sierra de las Quijadas enmarca un conjunto de formaciones geológicas en superficie con una antigüedad de 100 a 120 millones de años. El conjunto de capas que componen las sierras se elevó a partir de un plegamiento ocurrido hace 25 millones de años y continúa, de modo imperceptible, levantándose en la actualidad. Una vez que el plegamiento originó la montaña, la erosión ocasionada por el agua y el viento hizo el resto: generó quebradas y valles que sacan a relucir los cortes sedimentarios. En esta etapa se formó el valle del Potrero de la Aguada, que no es más que una increíble ventana abierta por procesos naturales.

Los voluminosos acantilados, de un intenso color rojo adquirido por la fuerte oxidación de los materiales, construyen un magnífico anfiteatro natural, obra de una excéntrica artista: la erosión.
En este lugar se han hallado numerosas huellas de dinosaurios, abundantes restos de troncos y raíces petrificadas y algunas placas rocosas con pistas o galerías muy delgadas, que se presume fueron dejadas a partir de la acción excavadora de gusanos.

En la zona de Sierra de las Quijadas convive una curiosa asociación de flora y fauna perteneciente al Chaco semiárido y al Monte. El primero define una vegetación adaptada a vivir con escasez de agua, con un estrato herbáceo de gramíneas o pastos y numerosos tipos de cactus (cardoncitos y tunas) y bromeliáceas, de hojas alargadas con disposición arrosetada, epífitas aéreas o terrestres como el chaguar y el clavel del aire. Por su parte, el Monte se identifica por los matorrales, con el predominio de la jarilla, el garabato, la brea y el retamo. La conjunción refiere a una unidad exclusiva de la Argentina, que se extiende desde el sur de Salta hasta el noreste de la Patagonia. Los bosques se desarrollan sólo en condiciones locales favorables, como es el caso de los algarrobales mezclados con quebrachales empobrecidos.

Al borde de los paredones, con sus troncos retorcidos, crece la chica, un pequeño árbol endémico del Gran Cuyo, de crecimiento muy lento y madera durísima. Sus nutritivas semillas fueron utilizadas por los aborígenes. Actualmente, en las sierras de San Juan, se tuestan para hacer café.
Al oeste de las Quijadas corre el río Desaguadero, que ha provocado una gran llanura de inundación donde crecen bosquecillos de chañar y plantas resistentes a los ambientes salados (halófitas).
Una zampa, un romerillo y una rosetilla o mata piedra, valorizan el patrimonio del Parque Nacional por ser exclusivas de la zona (endémicas). En cambio, otra especie de flora en la región, la verdolaga, junto al algarrobo negro y al retamo, corre peligro de extinción.

Entre los reptiles propios del monte, habita la tortuga de tierra argentina, una de las especies en peligro de extinción a nivel internacional, el matuasto, el geko y algunas víboras y culebras. En el Chaco semiárido pueden encontrarse distintos tipos de lagartijas. Comunes a ambos ambientes son la falsa coral y la boa de las vizcacheras o ampalagua, también en peligro dentro del país por la caza para la obtención de su preciado cuero.

La diversidad de las aves se ve favorecida por las condiciones del lugar que le facilitan su alimentación, reproducción y refugio. Se puede apreciar, con mayor frecuencia, al loro barranquero, el pepitero de collar y el chico, la monterita canela y la de collar, el hornero, la chuña chica, el caserote castaño y el verdón, además del ñandú y el cardenal amarillo. Entre las aves rapaces, se encuentran el águila coronada y el águila mora, el cóndor y el halcón peregrino, que está considerado vulnerable en el orden internacional y nacional.

Dentro de los mamíferos, pueblan Las Quijadas el guanaco, los pecaríes de collar, maras, pumas y especies como el quirquincho chico, conejo del palo y la laucha colilarga baya. Asimismo, en las zonas de médanos se ven el pichi ciego pampeano, animal en peligro, y el tuco-tuco mendocino. En otros terrenos moran el gato montés, el cuis chico y el conejo del palo, los pericotes y el quirquincho chico. También están en riesgo de desaparecer el gato moro y la rata vizcacha colorada.
Completan la fauna del lugar, ejemplares incorporados por el hombre que provocan disturbios en el área, como ser los burros que se han hecho silvestres y las liebres europeas, que compiten con la fauna nativa por territorio y alimento.

Los descubrimientos paleontológicos de la Sierra de la Quijadas se remontan a 1937, cuando un geólogo dio a conocer el hallazgo de huellas de dinosaurios en la formación El Jume. A partir de allí, se sucedieron las exploraciones y se recuperaron centenares de restos fósiles, principalmente de dos especies de pterosaurios o lagartos alados. Uno de los singulares reptiles voladores es el Pterodaustro guinazui, encontrado en 1970. Sigue siendo el fósil más importante de la Sierra de las Quijadas, que sorprende por su peculiar mandíbula con centenares de dientes delgados y flexibles, cuya función es filtrar microorganismos de la superficie del lago que le servía de hábitat.

Yendo por Hualtarán, a la vera del camino de acceso a las Quijadas y antes de toparnos con las quebradas riscosas que cortan el cordón serrano, se puede observar un gran emplazamiento arqueológico con vestigios de la población indígena huarpe. Numerosos hornillos o tinajas son estudiados para determinar si funcionaban en la producción de cerámicas que, a juzgar por las piezas, presentan excelentes condiciones técnicas de fabricación. Consiste en una cerámica de color gris, paredes finas y cocción pareja con detalles decorativos.
Los huarpes estaban divididos en tres grupos circunscriptos a la región cuyana, muy cercanos entre sí pero cada uno con su propia lengua. Desgraciadamente, toda su etnia desapareció pasado el contacto hispano-aborigen del siglo XVI, siendo los huarpes de la provincia de San Luis, de los que menos información se posee.
El Parque Nacional Sierra de las Quijadas, elegido para filmar parte de la película "Un lugar en el mundo", nos invita a conocer y admirar la generosidad de la naturaleza.

Vías de acceso:
Desde la ciudad de San Luis se llega por la Ruta Nacional Nº 147. A 120 km, llegando al paraje de Hualtarán, se debe tomar un camino de tierra que se interna en el Parque. Hay que estar muy atento porque el acceso aún no está bien señalizado. Después de recorrer aproximadamente 8 km, se llega al Potrero de la Aguada.
Si el acceso elegido es por la ciudad de San Juan o desde el noreste de San Luis, se toma la Ruta Nacional Nº 20 hasta empalmar con la Ruta Nacional Nº 147.
Servicios:
El área todavía no cuenta con todos los servicios requeridos para el visitante. Se recomienda ir provisto de agua y de algún tipo de protección contra el sol. Sobre el camino de acceso al Potrero de la Aguada hay una proveeduría y un campamento agreste.
Recorridos:
Caminando, puede visitarse Miradores, con una duración de entre 45 y 60 minutos; Circuito Huellas de los Dinosaurios, con una duración de dos horas; y Farallones, que dura unas cinco horas.
A partir de 1999, Parques creó el primer circuito autoguiado de flora, una interesante propuesta para conocer a fondo este ambiente natural.

Parque Nacional Sierra de las Quijadas
Casilla de Correo 147.
(5700) Provincia de San Luis - Argentina.
Tel.: 54 26 52490182
Fax: 54 26 52436011
E-mail: sierrasdelasquijadas@apn.gov.ar



Parque Nacional Talampaya

El Parque Nacional Talampaya es una conjunción muy singular de belleza natural, reserva arqueológica y tesoros paleontológicos. Todo se da cita en las serranías bajas del oeste riojano, donde se ubica este Parque creado en 1997 a partir de una reserva provincial, y que posee una superficie de 215.000 hectáreas.
Entre sus notables formaciones naturales, causadas por los procesos erosivos que forman cañadones de rectos y altos paredones, el agua, el viento y el tiempo moldearon figuras caprichosas, configurando un ambiente lleno de misticismo.

Talampaya, que proviene de una conjunción de voces quechuas y significa "río seco del tala" (tala: árbol autóctono), sintetiza en su nombre los rasgos principales de su paisaje y clima.
Existen las denominadas huayquerías, amplios sectores casi desprovistos de vegetación, donde sólo se encuentran unas pocas hierbas carnosas como la verdolaga, especie argentina exclusiva. Es importante saber que la mayoría de las plantas de la región tiene una aplicación en medicina naturista.

La tierra yerma presenta una vegetación arbustiva, rala y achaparrada, como el retamo, que prácticamente no posee hojas y la fotosíntesis la realiza en sus tallos verdes; las jarillas de follaje brillante y resinoso; y la brea, cubierta de flores amarillas en primavera. También suelen verse algunas cactáceas como los puquis y varios cardones, además de la chica, un arbolito de los faldeos serranos que es endémico de La Rioja, San Juan y San Luis. En cambio, en los cauces temporarios se despliegan bosques abiertos de majestuosos algarrobos y, en Los Cajones, molles de beber.

Al igual que la flora, las especies animales tuvieron que adaptarse a las inclemencias del clima y, por esta razón muchos de sus hábitos son nocturnos. Ejemplo de esto son los cuises, vizcachas y armadillos, como así también el pichi llorón y el pichi ciego, en peligro de extinción. Entre los herbívoros encontramos a la vicuña, el guanaco y la liebre mara y entre las especies carnívoras habitan hurones y felinos como el puma.
Los más curiosos, que dejan verse en las inmediaciones de la entrada a la reserva, son los zorros grises, la chuña de patas negras y la calandria mora. También podremos apreciar de cerca guanacos, lagartijas y el impecable vuelo del cóndor andino que sobrevuela el Cañón de Talampaya.

Los escarpados y rojizos paredones, además de servir de morada para el chinchillón, una especie de roedor, dan refugio al cóndor y a otras aves rapaces como el águila mora y el halcón peregrino.
Al igual que otros Parques, Talampaya posee varias especies silvestres exclusivas de nuestro país: entre las aves, el gallito arena o pampa-guanaco, el canastero rojizo y el cachalote pardo; y un mamífero como el pichi-ciego o intiquirquincho, pequeño armadillo de hábitos subterráneos.


Entre los sedimentos de arenisca y roca, Talampaya encierra gran parte de la historia de los cambios geológicos que sucedieron en la tierra. En los períodos pérmico y triásico, los aluviones depositaron considerables acumulaciones de óxido y cenizas. Luego, su estructura de areniscas sedimentarias se fue resquebrajando, marcando visibles niveles y estratos que, en las partes superiores se distinguen por su coloración, producto de las erupciones del Terciario.
Desde esos tiempos, no se han registrado variantes geológicas de consideración y en el área conocida como Ciudad Perdida, puede verse el esplendor de las geoformas de Talampaya.

Pero no sólo los cambios geológicos dejaron sus huellas en Talampaya, porque también posee una importante riqueza arqueológica. Los grabados y pintados descubiertos en piedras y cerámicas, dan testimonio de ocupaciones humanas ocurridas entre los años 120 y 1180 de nuestra era. A cielo abierto, las cuevas y aleros del lugar que se utilizaron como vivienda, depósitos y enterratorios, exhiben en sus paredones verticales y rocas una numerosa cantidad de grabados figurativos (antropomorfos y zoomorfos) y abstractos (geométricos diversos).
Objeto de estudio de numerosos investigadores del país y del extranjero, estas muestras de arte rupestre conforman una de las localizaciones más relevantes del país. Tanto en los sitios conocidos como la Puerta de Talampaya y Los Pizarrones, podemos contemplar estos hallazgos arqueológicos que expresan una fusión armónica entre naturaleza y cultura.


Talampaya no deja de sorprendernos con su riqueza histórica. Porque no sólo atestigua el decurso geológico y arqueológico, sino que es un increíble yacimiento paleontológico en el que se descubrieron los fósiles más antiguos del mundo de fines del Primario e inicios del Secundario (período pérmico - triásico).
Es que Talampaya forma parte de una gran cuenca, integrada también por los campos de Ischichuca, Valle de la Luna y lugares próximos que, hace 200 millones de años y en una superficie de casi 5000km², presenció cruciales cambios en el proceso evolutivo.

Científicos de la Universidad Nacional de La Rioja aseguran que en la zona de Talampaya se encuentran los únicos yacimientos en el mundo que cuentan con una secuencia completa de estos fósiles originarios de los dinosaurios.
Entre sus tesoros se cuenta el Lagosuchus talampayensis, uno de los primeros dinosaurios que habitó la Tierra, hace 250 millones de años en los inicios del triásico. También se descubrieron fósiles de tortugas con una antigüedad de 210 millones de años, como la Palaeocheris talampayensis.
Más aún, los mismos investigadores que lograron la incorporación del Cañón de Talampaya como Patrimonio de la Humanidad ante la UNESCO, reconocen el argumento de no haber tenido en cuenta la espectacularidad de las formaciones, ni la importancia arqueológica, ni tampoco su flora y fauna, sino la jerarquía paleontológica sin igual de Talampaya.


Vías de acceso:
Atraviesa el Parque la Ruta Provincial Nº 26, en el tramo comprendido entre Villa Unión y Los Baldecitos (localidad limítrofe entre La Rioja y San Juan).
Información:
El centro de informes está ubicado a 14 km de la misma ruta, desviándose hacia el noroeste. Cuenta con sanitarios y bar, y es el punto de partida para los distintos recorridos.
Para visitar Ciudad Perdida, de espectacular belleza y atractivo natural, se debe solicitar una autorización al Guardaparque.

Parque Nacional Talampaya:
Dirección: L. N. Alem s/n
(5350) Villa Unión - La Rioja - Argentina.
Tel.: 54 38 25470241.
E-mail: talampaya@apn.gov.ar ; talampaya@infovia.com.ar


Parque Nacional El Leoncito

Sobre los faldeos occidentales de la Sierra del Tontal, en 76.000 hectáreas de tierras sanjuaninas, se emplaza el Parque Nacional El Leoncito.
Los diferentes tipos de ambientes se extienden desde el oeste, donde se emplaza el valle de Calingasta a 1.600 metros sobre el nivel del mar, hasta el filo serrano situado en el este y que alcanza los 3.000 metros de altura.

Estas tierras pertenecían a la estancia El Leoncito, de la que sólo queda el viejo casco de adobe, que entre los años 1814 y 1818 fue utilizada como puesto de avanzada militar por el Ejército de los Andes, al mando del General San Martín. Desde este punto estratégico se controlaban las tropas que cruzaban hacia Chile por el valle del río de Los Patos.
Este singular lugar es uno de principales centros de observación astronómica del país. Por la diafanidad y transparencia atmosféricas, desde 1965 se iniciaron en esta área los estudios del espacio.

En este sentido, los fundamentos para crear este Parque Nacional no sólo se basaron en proteger un ambiente típico de la precordillera sanjuanina, sino en resguardar la calidad de uno de los mejores sitios del planeta para la observación de astros.
En la actualidad, dentro del Parque funcionan dos observatorios: el Complejo Astronómico El Leoncito (CASLEO), que constituye uno de los centros mejor equipados del país, y el Observatorio Astronómico Dr. Carlos U. Cesco.

El retamal, conjunto de arbustos de retamos, cubre la mayor parte del monte en el área oeste del área protegida. En el este, junto a los arroyos, crece otra comunidad típica del monte: el bobadal, compuesto por el pájaro bobo (arbusto erecto de la familia del aliso de río) y cortaderas (grandes gramíneas de inflorescencias gigantes, como penachos blanco-plateados). También sobre las áridas ondulaciones se extienden densos jarillales.
En las altas y amplias planicies se encuentran especies propias de la puna como la tolilla, de gruesa base leñosa, o el ajenjo, una planta perenne de uso aromático medicinal. Existen sectores donde se acumula agua en las planicies y se forman vegas o ciénagas, que sirven de hábitat para aves como la loica o pecho colorado, remolineras, dormilonas y agachonas entre otros animales silvestres.

Entre las rocas montañosas, se puede observar a la lobivia formosa, una llamativa cactácea de forma esférica y largas espinas blancas. Las partes más altas de las sierras del Tontal poseen especies propias de la región altoandina como las gramíneas que crecen en matas de forma circular, entre las cuales la más común es el coirón.
En todos los entornos suelen verse tropas de guanacos y suris cordilleranos, teniendo en esta reserva un seguro refugio. El suri es el ave terrestre más grande y se agrupa en torno a las vegas y las planicies de altura. Las manadas de guanacos suelen ser atacadas por pumas, zorros grises y hurones.

Los animales muestran una gran adaptación a las condiciones climáticas áridas. Las especies anfibias son escasas y hasta el momento se han registrado sólo dos. En cambio, entre los reptiles se encuentran grupos de lo más curiosos que generalmente se esconden entre los coirones. El vistoso lagarto cola de piche, junto a otras lagartijas endémicas de la región, recorre las serranías. El cóndor, el águila mora y el halcón peregrino son las aves rapaces que sobrevuelan el Parque y anidan en los grandes paredones rocosos. Entre los roquedales, se esconde el chinchillón o vizcacha de la sierra, además de otros roedores como la rata chinchilla, el cuis y el tuco tuco.

En el Parque Nacional El Leoncito se encuentran tres yacimientos paleontológicos y varios testimonios arqueológicos. Además de las pinturas rupestres, se encuentran marcados algunos tramos del conocido Camino del Inca, construido en tiempos precolombinos y que se puede divisar desde las primeras estribaciones de la Sierra del Tontal, mirando al valle de Calingasta. Este mismo sendero, renombrado como Camino del Tontal, fue usado durante mucho tiempo por los pobladores locales para unir la ciudad de San Juan con la ciudad de Barreal.

Vías de acceso:
El Barreal es la localidad más cercana al Parque Nacional, distante a unos 34 km. A este paraje se llega por la ruta provincial 412.

Información y servicios:
El Parque todavía no cuenta con la infraestructura necesaria para recibir a los visitantes. Sin embargo, se puede acampar en el área y realizar recorridos con la autorización del guardaparques.

Recorridos:
Remontando el arroyo de las Cabeceras se recorre la zona de chacras hasta los observatorios y la ciénaga de las Cabeceras. En este lugar se ven las manadas de suris cordilleranos y los humedales que resaltan en los ambientes áridos.
A la altura de la parte norte del Barreal del Leoncito hay un desvío de 14 km hacia el este, que conduce a la antigua estancia El Leoncito y los observatorios astronómicos. Para visitar estos centros se recomienda averiguar con anterioridad los horarios de visitas.

Parque Nacional El Leoncito
Belgrano s/nº
(5405) Barreal - San Juan - República Argentina
Tel.: 54 26 48-441240.
E-mail: elleoncito@apn.gov.ar


Espero que la información le sea útil y lo que haya solicitado

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